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Función de traducción

domingo, 8 de julio de 2012

Estación D - Andén D.2


Buenas tardes,

Mientras miro la pantalla del procesador de textos siento cómo antes de haber empezado a teclear se está llenando de tristeza.
Sí, tristeza porque está será la última comunicación de este módulo D. Un módulo tan completo e intenso como difícil de olvidar.

Han sido tres semanas de trabajo. Veintiún días de dedicación continua. Esa entrega y dedicación que sólo se producen cuando uno siente pasión por lo que está haciendo.
Han sido tres semana durante las cuales uno no se ha sentido cansado ni ha pensado en cuántos granos de arena habían caído en el reloj.
La involucración en el diseño, desarrollo,  implantación, pilotaje y hetero/auto-evaluación de este proyecto e-learning ha sido una de las tareas académicas con las que más he disfrutado a lo largo de mi vida. Una experiencia académica y personal de las que dejan huella.

En el desarrollo hemos tenido que saber combinar: flexibilidad, perseverancia, apertura de mente, alegría y motivación (tanto intrínseca como extrínseca).

El programa didáctico de este módulo nos obliga a combinar la creatividad con la originalidad y a desarrollar competencias de comunicación para transmitir ideas. Y todo ello de manera autónoma y autodirigida. Es una síntesis excelente de lo que implica la autogestión del aprendizaje.

Muchos han sido los conocimientos aplicados en esta tarea. Muchos más han sido los adquiridos en las diferentes etapas del proyecto. Y muchas, muchísimas más son las competencias desarrolladas y las habilidades reforzadas.

Concluyo el módulo satisfecho. Muy satisfecho y contento también. Alegre porque sé que he cumplido con lo establecido y siendo consciente de haber superado los retos personales que me planteé el ya tan lejano 18 de junio.

Satisfecho con el resultado y con mi aportación al mismo. Me he entregado al máximo para que este “e-barco” acabara arribando en puerto seguro. Y mis compañeras de equipo pueden confirmar estas palabras. Algunas veces se habrán sentido inundadas de información o propuestas y habrán deseado estar en otro lugar y momento. Pero espero que en contraprestación siempre hayan sentido el empuje de mi alegría, la calidez de las palabras sinceras y el tacto de la mano ofrecida sin reservas.

Un trabajo en equipo fluido y sin contratiempos. En parte gracias a la disponibilidad y tolerancia de sus miembros y en parte gracias a un estilo de liderazgo compartido, flexible y comprensivo. Una experiencia en la que ha quedado claro que un grupo es algo más que la mera suma de sus componentes.

Mas no todo son aspectos positivos, elementos mejorables hay. Y muchos tanto en el resultado como en el trabajo efectuado. En ese sentido, he sido autocrítico. Y ahora sé cuáles han sido los fallos cometidos -en particular los de este fin de semana-. Y varias serán las horas que habré de sumar a las que ya he dedicado a pensar sobre ellos y sobre cómo resolverlos para que nunca vuelvan a aparecer.

Errare humanum est, perseverare diabolicum. (Errar es humano, perserverar en el error es diabólico) nos dejó dicho Séneca.

Errare humanum est, perseverare diabolicum et ignoscere divinum (Errar es humano, perseverar en el error es diabólico y perdonar es divino) completó San Agustín.

Y con estas citas para el recuerdo y la reflexión, y con un guiño afectuoso para nuestras tutoras, quiero despedirme de este módulo que este “grano de café” deja atrás con esa alegría nostálgica que sentimos cuando el tren arranca de la estación de una ciudad en la que estuvimos tan bien.

Muchas gracias.

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